
A sus 48 años, Bernarda Pool Oxté es ama de casa y empresaria, actividad que inició desde hace siete años que se quedó sin empleo como camarista.
Aunque apenas concluyó su primaria en el sistema abierto, nada la ha limitado a salir adelante.
Es una mujer fuerte que durante la pandemia se hizo cargo de los gastos del hogar, debido a que su esposo se quedó sin empleo.
Bernarda se define como una mujer determinada que lucha por sus objetivos y se dice feliz con sus tres hijos.
Entre sus sueños están el viajar, porque nunca lo ha hecho y también el de seguir estudiando, aunque ahora se capacita en cursos de uñas en el centro comunitario de la región 99 dos veces a la semana y no descarta el poder poner una estética.
Considera que las mujeres son muy luchonas, pero hay las que no han abierto sus ojos para defender a sus hijos y ponen en primer lugar a la pareja.
“Nos debemos poner en primer lugar nosotras y luego nuestros hijos”.
Se dice contenta por lo que ha logrado y no ha sido fácil, porque ha invertido tiempo y mucho trabajo, ya que para ir a sus cursos ha tenido que dejar todo listo en casa.
Si ella pudiera regresar el tiempo dice que estudiaría y obedecería a su madre para ser una mejor mujer y tampoco permitiría que le hicieran daño como se lo hicieron, ya que los sin sabores de la vida la han hecho ser diferente y defenderse.
Le gustan los perros y los pájaros, los cuales reconoce que los tenía en jaulas, pero nadie merece estar preso.
Bernarda se casó por primera vez a los 14 años y se divorció a los 19 años, ya que sufrió violencia y desde hace 29 años vive con su actual pareja, por lo que insiste en que las mujeres se deben defender y aunque no es fácil, no deben aguantar los golpes y deben poner un alto al maltrato.